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martes, 16 de diciembre de 2008

ANDRES BICCOCA: Ejemplo y Orgullo del TREDE

Andres recibiendo el premio al mejor deportista en la fiesta del deporte de 1998
Comenzó a nadar de muy pequeño en el Peretz, siendo un adolescente eligió nuestro club para seguir su carrera como deportista. Representando al TREDE creció tanto que le valió la clasificación para los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y antes de su primera carrera en la cita máxima del deporte mundial mostró para todo el mundo la remera con el escudo del club. A continuación reproduciremos una entrevista que TREDEPASION le hizo el año pasado con motivo de los 75 años del club.



TP-¿Te acordás de tu primer día en el club?
AB- No tengo bien claro el primer día porque yo iba a nadar al Tres de Febrero con mi otro club porque tenía pileta de invierno, entonces ya lo conocía.
Lo que te puedo decir es que cuando comencé a ir los chicos del equipo me recibieron bárbaro a pesar de que yo competía contra ellos. Por la calidad de ese grupo es que yo decidí quedarme en el TREDE, porque estaba la posibilidad también de ir a San Fernando.

TP-¿Eras de esos chicos que hacían lío o te portabas bien?
AB- No, siempre fui muy tranquilo yo iba y entrenaba. A veces jugábamos a la pelota arriba pero nada más. Había otros más revoltosos que se encargaban del lío, sin maldad, como Maxi Maranguelli o el hijo de “Chacarita” Iovinne.

TP-¿Cómo te iniciaste en la natación?
AB- Empecé a nadar de chico, hice la escuela en el Peretz de Villa Linch, a los 8 años me pasé a la Sociedad Alemana y cuando era juvenil, que me faltaban un par de años para competir en mayor llegué al TREDE.

TP-¿Cómo fue tu crecimiento en el club?
AB- Los primeros dos años no tenía muchas ganas, iba poco a entrenar y hacía lo mínimo indispensable. A nivel competitivo estaba muy flojo.
Había empezado el profesorado de educación física y me costaba mucho. En ese sentido el profe que teníamos, Tyrrel, no me exigía demasiado en los entrenamientos y entonces seguía yendo y eso hoy se lo agradezco.
En el año 96 Tyrrel se va del club y lo suplanta Gustavo Roldán. Al mismo tiempo yo comencé el curso de guardavidas y Roldán también era profe allí. Como yo mucho no iba a entrenar Gustavo aprovechaba las horas del curso y me empezó a entrenar para ponerme en ritmo. Me fue enganchando y cada vez me ponía mejor y a los dos años ya estaba entrenando entre 10 y 12 veces por semana.
Ya para 1998 estaba de vuelta compitiendo a nivel nacional, para el 99 empecé a estar entre los mejores del país y finalmente en 2000 salgo campeón argentino en 200 mts pecho. En ese momento decidí dejar el laburo y dedicarme a pleno a nadar hasta que en marzo de 2000 en un Sudamericano doy la marca y clasifico para los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. De todos modos hasta dos meses antes de los juego yo me estaba entrenando con todo, pero todavía no sabía si podía ir por una cuestión presupuestaria de Deportes de la Nación.


TP-Llegaste a los JJ.OO. corriendo para el TREDE, entrenando allí y usando sus instalaciones. ¿Qué le podrías decir a los deportistas del club para que alcancen las metas que se propongan dentro de su actividad?
AB- Lo primero que te puedo decir que todo lo que el club no tenía en infraestructura y a nivel económico me lo dio en lo humano y lo social. Eso incluye al bufetero, a los directivos, a los compañeros ó al que se me cruzaba en el pasillo y me daba una palmada, entonces uno para ese lugar se siente muy importante y eso ayuda mucho.
En cuanto al entrenamiento, cuando uno trabaja para un objetivo uno se tiene que olvidar de todo y pensar únicamente en tu club, tu entrenador, vos, tus compañeros tu lugar de entrenamiento y tu familia. No te tiene que importar nada más que eso que querés, porque surgen miles de problemas y si te ponés a pensar en todos los obstáculos que hay entre tu objetivo y vos largas todo y no hacés nada.

TP-¿Qué sentiste al participar en las cita más importante del deporte mundial?
AB- A mí lo que me pasó es yo toda la vida soñé con los juegos. Me acuerdo de estar desde muy chiquito viendo por tele las pocas imágenes que llegaban del encendido de la antorcha y demás. Cuando yo estaba allí viviendo eso no lo podía creer porque jamás pensé que lo haría, era como una de esas cosas que viven otros y que nunca se imagina uno que le puede llegar a pasar. Cumplí un sueño que fue producto simplemente de la constancia, la perseverancia, el esfuerzo y tener un objetivo claro y eso lo hace más lindo por lo que costó.

TP-¿Qué fue lo que más te sorprendió haber vivido en esos juegos?
AB-La fiesta inaugural fue algo increíble e inexplicable. Al momento del encendido de la antorcha se me pasó toda la vida por mi cabeza.
Lo otro que me dejó sorprendido fueron las piletas y los estadios donde corrimos con 20 o 25 mil personas, fue algo impresionante. Vos mirabas para arriba y no terminaba nunca.

TP-¿Sentiste nervios al momento de la competencia?
AB- Me sorprendí a mí mismo por lo tranquilo que estaba. Por surte lo pude disfrutar muchísimo, ya había hecho todo el esfuerzo y sólo me quedaba gozar. Para eso fue clave el tema de saber las pocas chances que yo tenía, así que estaba muy feliz, si hasta tuve tiempo de mostrar la remera del club por la cámara cuando vino a enfocarme.

TP-Recuerdo ese momento y recuerdo el orgullo y la emoción que sentí al ver a alguien del club llegar tan lejos. ¿Fue espontáneo ó ya lo tenías pensado?
AB- Ya lo tenía pensado lo hice intencionalmente porque yo con eso no sólo quise saludar y agradecer a todos en el club, sino también hacer identificar a todos los chicos con el club y conmigo, porque yo además era profe y quería que sientan que estaban corriendo a la par mía.

TP-¿Qué fue para vos el Tres de Febrero y que le deseas en estos 75 años?
AB- El club para mí fue mi casa durante mucho tiempo. Yo pasaba muchísimas hora del día en él. Fue el lugar donde yo desarrollé lo mejor de mí carrera deportiva, si bien no fue al único club que fui, fue en donde llegué a lo más alto que pude llegar, por eso lo recuerdo con muchísimo cariño. A veces lo recuerdo con pena por las situaciones por las que tiene que pasar.
Lo que le deseo al TREDE, como a todos los clubes de barrio, es que siga muchos años más y que siga creciendo como un lugar de diversión, contención, socialización y sobre todo educativo ya que en la escuela cada vez se educa menos y debido a la situación económica cada vez menos personas pueden ir a los clubes.

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